Una de las cosas que me gusta hacer es escribir cosas cotidianas, que para muchos puede ser algo sin sentido. De mi parte, he decidido ver la providencia, la gracia y el cuidado de Dios en cada paso que doy. Por supuesto, no es tan fácil porque cada paso que doy escucho otras voces, otras ideas, otra forma de pensar.
Pero debo está consciente de una realidad, como dice los reformadores; “vivir la vida bajo la presencia De Dios” (Coram Deo) como Sproul, lo articula bien: “vivir toda la vida en presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios, para la gloria de Dios.”
Me he sentido afectado los últimos días de la garganta, y creo que es una infección. He estado tomando algunas pastillas y parece no hacer efecto. Eso supongo, pero siendo honesto, creo que me ha ayudado. No sé cómo estaría ahora sin las pastillas.
Esta mañana, entré a Starbucks y pedí a alguien que me hiciera algo caliente para refrescar mi garganta. Y lo hicieron. Quiero saltar una parte para no aburrirlos. Pero aquí es donde quiero llamarles la atención.
Cuando la mujer me entregó la bebida me dijo en español: “aquí está amigo” luego me dijo: no quiero llamarte amigo, y luego Dijo: “quiero llamarte por tu nombre.”
¿Cómo te llamas?
Y yo le respondí, Armando.
Tuvimos una pequeña conversación sobre el idioma.
“No quiero llamarte más amigo, quiero llamarte por tu nombre”. Esa una frase tan bonita que me hizo pensar en las Escrituras. Mi comprensión de la Biblia es algo simple: Dios me conoció antes de crear el mundo. Como sé eso, su palabra lo dice.
El Hijo no vino al mundo con un conocimiento limitado, el vino al mundo para decirme, eres mi oveja perdida y he venido a rescatarte. Yo sé tu nombre, sé dónde caíste, sé dónde estás ahora, sé dónde te llevaré. “Armando, eres más como un amigo. Eres mi hermano adoptado por el Padre.”
“según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,” Efesios 1:4 (énfasis mío)
“Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre; antes de que nacieras, te aparté y te nombré mi profeta a las naciones.”Jeremías 1:5 NTV (énfasis mío)
“Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.”Juan 1:12-13 (énfasis mío)
No soy un desconocido, no solo soy un siervo, no solo soy amigo, soy un hijo de Dios adoptado por el sacrificio de Cristo.